UNA DIETA TENDRÍA RELACIÓN DIRECTA CON NUESTRAS AMISTADES

 UN informe publicado en Medilineplus da cuenta de un probable riesgo potencial para una persona obesa al compartir una salida (que incluya comidas ) con un acompañante delgada y de buen apetito.
El observar como la persona delgada come "libremente",induciría a la persona obesa a imitar los exesos de su acompañante.

Las amigas delgadas pueden hacernos comer más

Traducido del inglés: miércoles, 30 de septiembre, 2009

Por Amy Norton






NUEVA YORK (Reuters Health) - Que una amiga siga delgada aunque coma de todo no es sólo molesto. También podría arruinarle la dieta, sugirió un nuevo estudio.
Los autores hallaron que cuando les pidieron a estudiantes universitarias que vieran una película mientras comían golosinas con una amiga delgada o con sobrepeso, las estudiantes tendían a imitar a la amiga delgada cuando se excedía con la comida.
En cambio, las participantes se autocontrolaron más cuando compartieron la película con una amiga con sobrepeso que también se excedía con la comida.

Los resultados, publicados en Journal of Consumer Research, sugieren que mirar a una amiga delgada devorar una comida copiosa otorga un permiso implícito a imitarla.
"Pensamos que 'si ella puede comer así y seguir delgada, también podemos hacerlo' o que 'si ella come torta, también puedo hacerlo'", explicó Brent McFerran, profesor asistente de marketing de la University of British Columbia, en Canadá.
"En otras palabras, la persona más peligrosa para compartir una comida no es la obesa, sino la amiga delgada con gran apetito", dijo McFerran a Reuters Health.

El equipo de McFerran reunió a 210 estudiantes universitarias para lo que creyeron que sería un estudio sobre la exposición a una película; cada mujer vio el filme con una acompañante que, en realidad, era una integrante del equipo.
En algunos casos, la investigadora apareció con sus 48 kilos y, en otras, con almohadones entre la ropa que la hacían aparecer obesa.
Durante la película, a los pares se le ofrecieron golosinas, primero a la investigadora.
En general, el equipo halló que las estudiantes comían más cuando su acompañante delgada elegía una porción grande que cuando lo hacía la acompañante "obesa".

Por ejemplo, cuando la investigadora delgada comía mucho (30 caramelos), las participantes comían unos 10 caramelos. Cuando la investigadora "obesa" comía mucho, las estudiantes comían unos seis caramelos.
"Comer incluye mucha presión social", dijo McFerran, y señaló que, de hecho, las influencias sociales serían el vaticinador más sólido de lo que comemos.

Pero los nuevos resultados no significan que tenemos que cancelar todas las próximas salidas a comer con nuestras amigas delgadas con gran apetito.

"Si pensamos antes lo que estamos haciendo, seremos menos propensos a comer en exceso", señaló el experto.

McFerran sugirió que, en lugar de mirar a un amigo delgado que devora un postre y sentir el permiso para hacerlo, deberíamos recordarnos que todos somos distintos, con metabolismos y hábitos físicos diferentes, por ejemplo.

Lo mejor es concentrarse en el objetivo personal de comer saludablemente, dijo McFerran, en lugar de imitar automáticamente a un amigo.

El autor señaló también que hay otro "lado positivo": los amigos que eligen porciones pequeñas y alimentos saludables nos pueden alentar a hacerlo, en especial si son delgados.




FUENTE: Journal of Consumer Research, online 25 de agosto del 2009

Reuters Health

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